Antonio Agudelo:
La Poesía del Cielo Ajedrez
Por: Rodrigo Valencia Molano
(Periodista, Poeta, Ensayista y profesional en Stand-Up Comedy)
Yo soy un amante confeso de las grandes frases de los grandes escritores y poetas. Y soy también un lector sensible; tan sensible, tan sensible que cuando alguien me declama de cerca un poema de esos de Neruda o de Vallejo, me pongo a llorar. Voy al doctor y le pregunto: ¿Qué puedo hacer para no ser tan sensible?, a lo que él me responde: ¡Si solo le pasa cuando lee, pues deje de leer!
El problema es que por mucho que se haya preparado un doctor o un psicólogo, para ejercer su oficio, no podrá entender hasta qué punto nos suena imposible a nosotros (los agradecidos lectores), eso de dejar de leer.
Yo creo que eso le ha pasado a Antonio Agudelo siempre. Yo creo que él también es un amante confeso de las grandes frases. Yo creo que cuando lee esa “gran literatura” de Neruda o de Vallejo también se le llenan los ojos de lágrimas. Yo creo que, como lo decía Borges y como a propósito lo señaló Arturo Hernández, Antonio Agudelo es un “sensible y agradecido lector”.
¿Qué le dirá el doctor a Antonio Agudelo? ¿Qué deje de leer? Pues Antonio, ante todo, no dejes de hacerlo.
Pero ¿Qué tiene de especial el último libro de este poeta cordobés? …Pues qué; como decía el gran poeta mexicano José Emilio Pacheco: “Poesía no es signos negros en la página blanca. Llamo poesía a ese lugar del encuentro con la experiencia ajena”, y de eso mismo está, por sobre todo, llena la poesía de Antonio Agudelo.
Porque si uno lo lee con atención, se dará cuenta de que escribe sobre niños de Viena, sobre alguien que “sangra de frio ante una tumba vacía”, sobre una luz solar que nunca muere, sobre el silencio musical de todo un dios, sobre uno de los más grandes poetas argentinos Juan Gelman, desde la perspectiva de un único narrador omnisciente que puede ser él mismo o el alma.
En resumen, Antonio Agudelo describe ese lugar o ese paraíso en el que confluyen las experiencias ajenas, las del otro y las de él mismo. Su poesía es un castillo con miles de pasadizos secretos y corredores, que llevan a lugares inesperados en medio del desbordante imaginario poético de este poeta español.
¿Es su poesía, poesía de antaño o de vanguardia; de derecha o de izquierdas, pesada o ligera; abundante o serena; religiosa o atea; o esa poesía que hace monólogos imposibles con Shakespeare en imposibles noches frente a un espejo?
Si me preguntan, yo diría que es la poesía del otro ser humano, la poesía que no le da rodeos a vanos conflictos políticos, la poesía que habla de dios sin rebuscadas ínfulas teológicas y en eso se parece a Vallejo, la poesía rica en cultura y en eso no se parece a lo que tristemente se produce y se lee hoy.
Si me preguntan a mí, la poesía de Antonio Agudelo es una poesía que da un testimonio de vida, valido para toda la poesìa. Aùn a sabiendas de que somos pocos los que no le hacemos caso al doctor y seguimos leyendo, es tambien la poesía que intenta decir lo nunca dicho y que busca innovar siempre.
Es una poesía rebelde con causa y esa causa se llama: ¡Poesía!
México D. F., 2016
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